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Commentary
La Nación (Costa Rica)

El Lamento del Salmista

Palestinians celebrate an attack on a Jerusalem synagogue while standing in front of a poster of the attackers in the southern Gaza Strip on November 18, 2014. (SAID KHATIB/AFP/Getty Images)
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Palestinians celebrate an attack on a Jerusalem synagogue while standing in front of a poster of the attackers in the southern Gaza Strip on November 18, 2014. (SAID KHATIB/AFP/Getty Images)

El martes en la mañana, al hacer mi lectura cotidiana del Libro de Salmos , repasé las lamentaciones del rey David por la destrucción de templos y el derramamiento de sangre inocente que solían acompañar a esas acciones sacrílegas. Así sucedía en los tiempos bíblicos, miles de años atrás, cuando apenas se consolidaba la conformación misma del pueblo judío. Por desgracia, estos hechos han persistido de manera incesante a lo largo de los siglos y en diferentes puntos geográficos.

Crueldad extrema. En épocas más recientes, el cuadro que perfiló el Salmista se ha reproducido con crueldad extrema. Recordemos los pogroms o sus equivalentes históricos en los poblados judíos del mundo antiguo, en Asia y Europa, en especial bajo el cambiante dominio de los imperios ibéricos, de los monarcas continentales, de los zares rusos, del fascismo, el nazismo y el comunismo, además de los imperios absolutistas de Oriente. En todas esas instancias, el resultado esperado era, y posiblemente continúa siendo para los falsos profetas de la violencia, reducir o, incluso, eliminar a la población judía.

Meditaba en torno al desesperante curso de eventos en Levante cuando llegó la noticia sobre lo acaecido en Jerusalén temprano, esa mañana: dos palestinos, con hachas, cuchillos y armas de fuego, irrumpieron en los servicios matutinos de una sinagoga ubicada en el área occidental de la capital. Su objetivo confeso era asesinar a los rabinos y los religiosos y religiosas que suelen acudir a ese templo.

La Policía, alertada por el ruido de los disparos, arribó en unos pocos minutos. Además de los dos asaltantes, cuatro israelíes ya habían fallecido. Hubo, además, un número importante de heridos. El radical Frente Popular de Liberación en Palestina anunció haberse responsabilizado por las acciones de los dos terroristas.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, atribuyó a Mahmoud Abbas, jefe de la Autoridad Palestina, junto con el movimiento extremista Hamás, haber incitado públicamente a la violencia que se ha propagado en días recientes. Asimismo, prometió responder con dureza a los homicidios. Por su parte, el grupo Hamás que rige en la franja de Gaza alabó la matanza de judíos en la sinagoga.

Ola de terrorismo. Amos Harel, columnista del diario Haaretz, comentó que, “emulando a los maníacos del ISIS (Estado Islámico) y con la excusa de la injerencia israelí en las tensiones en el Monte del Templo, el conflicto con los palestinos en Jerusalén ha empezado a tomar carácter religioso. Asimismo, la nueva ola de terrorismo está adquiriendo la falsa apariencia de una guerra religiosa”. Por su parte, David Remnick, del New Yorker, anticipa que, a la luz del curso actual, un Estado binacional en Israel se encaminaría a un modelo de lucha sectaria.

Los presagios poco tranquilizantes que se multiplican en la prensa de Levante son, además, un estímulo para crecientes acciones tanto del terrorismo palestino como de la ultraderecha nacionalista israelí. O sea, que las percepciones son, gústenos o no, clave para descifrar por dónde sigue la hoguera y qué destino persigue.

Mejor compañía. Volviendo a los salmos, en su mayoría anticipan un futuro mejor de la mano con el Creador. Quizás las emociones que genera la idea de caminar por los senderos del Todopoderoso basten para levantarnos el ánimo. Por ello, confieso que prefiero la lectura de los salmos y no sumirme en las visiones incendiarias de algunos opinadores de la región. En cualquier caso, el Salmista es y será mejor compañía.