Un aspecto importante de la Primera Guerra Mundial fue la relación familiar y amistosa de los monarcas de las principales naciones involucradas en ese trágico capítulo. Este período dejó enseñanzas no solo militares, sino, sobre todo, políticas. Fueron aquellos, tiempos que dejaron impresas huellas profundas en las relaciones mundiales del siglo XX y hasta la actualidad.
El káiser Guillermo II del Imperio de Prusia y Alemania, el rey Jorge V de Gran Bretaña e Irlanda y emperador de la India, y el zar Nicolás II de Rusia eran primos entre ellos, además de parientes cercanos de la legendaria reina Victoria, figura primordial en el desarrollo del Imperio británico.
Más allá de sus títulos oficiales, entre sí se carteaban y también procuraban coincidir en eventos reales y en los suntuosos balnearios veraniegos del Viejo Continente. La correspondencia que se intercambiaron reflejó esa familiaridad, así como la cercanía que unió a Willy, Georgie y Nicky, sus nombres en el círculo privado.
Coincidiendo con el centenario del estallido de la Gran Guerra, la historiadora Miranda Carter, en una excepcional obra, Three Royal Cousins and The Road to World War I, arroja nuevas luces sobre el trasfondo del conflicto. También, de manera detallada, el libro traza la comedia de errores que contribuyeron al estallido de la Gran Guerra, como suele ser identificada esa dolorosa etapa del quehacer mundial. El libro es, para los interesados, una lectura amena con información actualizada.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono imperial austro-húngaro, y su esposa, Sofía, el 28 de junio de 1914, ocurrió con ocasión de una visita oficial a Sarajevo. La pompa ceremonial dio oportunidad a un perturbado serbio de 19 años, Gavril Princip, para disparar a quemarropa contra la pareja real. Cabe señalar que el heredero imperial no gozaba de simpatías en Viena, particularmente de su tío, el emperador Francisco José.
Escalada hacia la guerra. En todo caso, el suceso fue visto inicialmente por los primos reinantes como inconsecuente y carente de interés general. No obstante, la maraña de tratados que unía a las grandes y menores potencias europeas generó una escalada de poses y pronunciamientos que, un mes después, desembocaron en la guerra.
Añadimos al relato histórico que hubo un hecho trascendental no sopesado por el káiser ni su equipo de gobierno. Los cálculos estratégicos de los decisores germanos fallaron al no anticipar que la decadente Gran Bretaña contaba con un socio silencioso pero poderoso, capaz de definir el desenlace del conflicto europeo: Estados Unidos.
Cuando Estados Unidos se involucró de lleno en la guerra, con inmensos costos políticos para el presidente Woodrow Wilson, se materializó el paso que eventualmente cambiaría el sistema internacional imperante. Hasta entonces prevalecía el modelo del equilibrio del poder que pretendía preservar la paz europea mediante alianzas y contraalianzas bajo la batuta de Gran Bretaña, el gran decisor. Esta posición privilegiada respondía al rango del poderío inglés, comprobado por su producción industrial y otros indicadores socioeconómicos.
Error repetido. Debemos también destacar que el Imperio germano crecía y ambicionaba reemplazar a Gran Bretaña como líder del sistema. El error del káiser fue repetido por Hitler cuando el Tercer Reich nazi declaró la guerra contra Inglaterra, con similares resultados desastrosos. El socio norteamericano volcó la suerte de la Segunda Guerra Mundial y, en colaboración con Inglaterra y, en esta ocasión, con el concurso de la Unión Soviética, pasó a liderar el orden internacional que emergió de la guerra. Por su parte, la Unión Soviética estableció una alianza para “proteger” a sus satélites en Europa Central y Oriental.
Finalmente, en la secuencia de eventos que culminaron en la Primera Guerra Mundial, las decisiones cruciales no fueron tomadas exclusivamente por los monarcas, sino mayormente por otros actores, en particular los dirigentes políticos y los altos mandos militares. Este curso de los acontecimientos sembró el camino futuro hacia la democracia.