Estados Unidos ha proclamado la guerra contra el Estado Islámico (EI), como se conoce la organización terrorista que ha sembrado muerte y destrucción en el Cercano Oriente, particularmente en zonas de Irak que controla así como en el entorno sirio. Por si faltara, el Estado Islámico ya emprendió su carrera homicida en África y Europa, y es de sobra sabido que su máxima ambición consiste en inaugurar su presencia en Estados Unidos con un acontecimiento catastrófico.
Nada de esto es secreto. Lo saben Washington y sus aliados, con quienes Estados Unidos ha sostenido una ola imparable de bombardeos aéreos en zonas críticas de Irak y Siria. En este último país, si todavía fuera posible llamarlo así, Estados Unidos opera con Rusia, que mantiene una flotilla de decenas de cazas en una base. El problema radica en que Moscú combate también y, de manera preferente, contra los grupos armados opuestos al dictador sirio Bashar al Asad.
Un tema que ocupa la primera fila de las preocupaciones de Estados Unidos y sus aliados ha sido la militancia de jóvenes occidentales, muchos de ellos adolescentes, que han acudido a Siria y otros centros de conflicto para unirse al EI en calidad de yihadistas.
De las averiguaciones de los servicios policiales del oeste, se han enlistado jóvenes de Latinoamérica, pero, sobre todo, de Estados Unidos y Europa.
Según una investigación de la Universidad George Washington, 71 norteamericanos han sido arrestados, enjuiciados o sentenciados por sus esfuerzos para unirse o apoyar al EI. De este número, 56 fueron apresados en el 2015, la mayor cantidad desde el 11 de setiembre. El FBI dio a conocer en octubre último que mantenía 900 investigaciones activas contra extremistas violentos oriundos de Estados Unidos. La mayoría está vinculada al EI.
Un informe reciente del programa señala la composición diversa de los norteamericanos involucrados de alguna manera con el EI. El sendero trazado revela que la mayoría son musulmanes y proceden de hogares no necesariamente observantes del islam.
Lo más interesante es el ángulo del reclutamiento de los candidatos al yihadismo. Las indagaciones señalan que la mayoría de los neófitos ha sucumbido al embrujo de la Internet, que difunde imágenes y alimenta sueños heroicos seductores de juventudes. He aquí un rubro de alto calibre para ser analizado y discutido.